Podría considerarse  un mediador clave que genere el punto de inflexión entre los procesos de expansión saludables y los procesos inflamatorios crónicos que favorecerían el desarrollo de la obesidad.

Científicos financiados por Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES investigan en el proceso de la obesidad el rol que cumple una proteína que lleva a la acumulación de triglicéridos, y que a la vez, favorece la irrigación del tejido adiposo; donde su pérdida de equilibrio podría incidir en cáncer.

“Galectina-12 podría considerarse un mediador clave, donde su sobre-expresión y pérdida de equilibrio -homeostasis- genere el punto de inflexión entre los procesos de expansión saludables y los procesos inflamatorios crónicos, siendo estos últimos los que favorecerían el desarrollo de la obesidad”, indica el doctor Sebastián M. Maller, investigador del IBYME-CONICET e integrante del equipo del doctor Gabriel Rabinovich. Su trabajo se centra en la función que posee la proteína Galectina-12 en la obesidad.La obesidad tiene una incidencia en cáncer de entre el 10% al 50%, según el tipo de tumor, que representan el 54% de todos los casos de cáncer diagnosticados en mujeres y el 23% de los diagnosticados en hombres. La lista incluye a trece tipos distintos: meningioma (cáncer del tejido que recubre el cerebro y la médula espinal), cáncer de tiroides, de hígado, de vesícula biliar, de ovario, de endometrio, de páncreas, adenocarcinoma de esófago, cáncer colorrectal, de estómago (parte superior: cardias), mieloma múltiple, cáncer de mama y de riñón.

“Se trata de una proteína que se expresa preferencialmente en el tejido adiposo. Es principalmente sintetizada y almacenada por las células que componen mayormente este tejido, los adipocitos. La expresión de esta lectina aumenta en los adipocitos a medida que maduran. Además, dentro de la célula, Gal-12 se localiza en gotas de lípidos, estructuras de reserva energética para la célula, y en su conjunto como tejido, para el organismo”, dice Maller.

Según esta investigación, Gal-12 presenta una doble función, por un lado, favorece la lipogénesis, es decir el almacenamiento de lípidos. Por otro lado, modula positivamente la vascularización del tejido adiposo.

El tejido adiposo (TA) es un órgano inmunoendócrino que está involucrado en la regulación del metabolismo de energía y de la respuesta inflamatoria. Dicho TA está sometido a constantes procesos de expansión y reducción, acorde al estado nutricional, a los hábitos de alimentación y a las demandas de energía del organismo, entre otros.

La obesidad es una condición patológica del TA donde se acumulan lípidos de modo excesivo como producto de una desregulación metabólica en el proceso de expansión del tejido (volviéndose crónico) y que promueve el deterioro progresivo de la salud del individuo con el desarrollo de otras comorbilidades como diabetes tipo II, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer”, dice Maller.
Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES apoya esta investigación junto a la de destacados científicos argentinos que trabajan para mejorar las posibilidades de control y cura del cáncer, financiamiento posible gracias al apoyo de más de 110.000 donantes históricos. (Más información: www.cancerconciencia.org.ar).

Fuente: https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2020/07/02/92379-estudian-la-incidencia-de-una-proteina-en-la-obesidad-y-el-cancer